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Una crítica a la película ‘El Método Williams’ por David Castelló

David Castelló hace un análisis crítico de la película nominada a los Oscar

Vaya por delante que valoro muchísimo que se hagan películas de tenis, algunas de ellasn memorables como la fabulosa Borg McEnroe, película sueca de 2017 y dirigida por el gran Janus Metz Pedersen.
También indicar que El método Williams es una película que se puede ver, entretenida y apta para el gran público, incluso para aquellos que no saben de tenis. Y que respecto a sus valores cinematográficos no puedo opinar pues no soy crítico de cine, pero entiendo que debe tener sus virtudes si ha sido nominada para los Oscars de Hollywood.

Pero hay aspectos de la película que sí son muy criticables, y a ellos me voy a referir en el siguiente artículo.


1/0. La película olvida a los pioneros.
Por lo que se ve en el film, parece ser que el tenis afroamericano nació con las hermanas Williams, olvidándose de los verdaderos precursores, y en épocas mucho más complicadas para la comunidad negra que los años en que se desarrolla la vida de Venus y Serena Williams.
Me estoy refiriendo a Althea Gibson y Artur Ashe, cuyos nombres ni se mencionan en la película. Habría que recordar que Althea Gibson fue campeona de Roland Garros, el Nacional US (precursor del US Open) y Wimbledon en los años 50. Y Arthur Ashe fue campeón del Open de Australia, Wimbledon y US Open a finales de los 60 y principios de los 70.

2/0. La película dulcifica la imagen familiar de RICHARD WILLIAMS.
Se ignora totalmente el anterior matrimonio de Richard Williams. Una familia que abandonó. Así, dejó a su suerte y sin recursos económicos a sus 5 hijos, uno recién nacido, y a su mujer, enferma de cáncer y si poder pagar los medicamentos.
Al casarse nuevamente, tendría a Venus y Serena. La nueva mujer tenía ya tres hijas de su anterior matrimonio: Yetunde, Isha y Lyndrea. Las tres vivirían con ellos pero fueron marginadas por su padre, que se centró casi exclusivamente en Venus. De hecho, Yetunde fue asesinada varios años más tarde en medio de un conflicto narco de pandillas. Tampoco se menciona al final de la película que también abandona a la madre de las Williams para irse con una mujer solamente un año mayor que Venus.

3/0. La película utiliza el tema del racismo en un plan muy victimista.
En estos tiempos de lo políticamente correcto, no podía faltar el tema del racismo, alentando a los afromericanos a ejercitar deporte para insertarse con más facilidad en la sociedad. Parece que no hubieran existido cientos y cientos de baloncestistas negros que han jugado en la NBA (Michael Jordan, Magic Johnson, Lebron James…), o cientos y cientos de atletas que han representado a Estados Unidos en Mundiales y Juegos Olímpicos, desde Jesse Owens como gran héroe en los JJOO de Berlín hasta la actualidad. O la gimnasta Simone Biles, por poner solamente un ejemplo de otros deportes.
Y parece que no hubiera otros medios, como si no hubiera médicos, abogados, arquitectos negros… E incluso como si no hubiera habido un presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama.

Y es curioso que Richard Williams sea muy victimista en este asunto cuando son dos entrenadores blancos, Paul Cohen y Rick Macci, los que entrenarán a sus hijas completamente gratis y les abrirán las puertas de sus escuelas en California y Florida, respectivamente. O cuando son los representantes de marcas comerciales los que les ofrecerán contratos millonarios cuando todavía no habían ganado nada, y especialmente por ser negras, al considerar estas multinacionales del deporte que se les abriría un gran mercado.

4/0. La película, aunque superficialmente pretende lo contrario, en el fondo utiliza mensajes perniciosos.
Desde mi punto de vista, el film tiene una mirada moralmente dudosa sobre el éxito y la felicidad, basados únicamente en la victoria, el dinero y alcanzar el número 1. Es muy significativa la frase de Richard Williams al inicio de la película: “Decidí que mis hijas fueran tenistas cuando vi por la televisión a la tenista Virginia Ruzici levantar un cheque de 40.000 dólares”.

Otro ejemplo es cuando Richard Williams les dice a sus hijas que se diviertan cuando a toda hora les está metiendo una “presión de locos” al decirles que serán las números 1 del tenis. O cuando con su imagen corporal (de pie en los partidos, con un palillo en la boca, de espaldas al juego y moviéndose de lado a lado de una manera inquieta e intranquila), Richard Willams demuestra lo nervioso que está y que en realidad lo de eso de divertirse se encuentra en un segundo plano.

5/0. La película trata de glorificar de una manera bastante mezquina el esfuerzo de Richard Williams.
Si el objetivo de la película es glorificar el esfuerzo de Richard Williams, la misión de la película no se cumple. Si el objetivo es retratarlo como un auténtico gilipollas, misión cumplida. Y así fue. Al salir de ver la película, la imagen que tenía de Richard Williams era la de un auténtico gilipollas, y me preguntaba a mí mismo si las hermanas Williams triunfaron gracias al padre o a pesar de él.

El método Williams es el del típico padre frustrado que trata de alcanzar el éxito a través de sus hijas sin preguntarles siquiera si desean jugar a tenis. Ser alguien, tener dinero, ser famoso gracias a sus hijas, con la consiguiente presión hacia ellas. Le salió bien, pues las Williams eran dos portentos para el deporte, y fueron apoyadas desde muy jovencitas por entrenadores blancos y academias, así como por las marcas comerciales. Pero, ¿cuántos “padres Williams” han existido y se siguen viendo deambular por clubes y torneos? A decenas, y en el 99% terminan en fracaso, por lo que el método Williams no es sinónimo de éxito.

También, Richard Williams no deja de ser un padre metomentodo que trata de corregir a auténticos entrenadores como Paul Cohen y Rick Macci, que quedan dibujados en el film como auténticos peleles en manos de Richard. Y que se cree el inventor de las posiciones abiertas en el tenis. Un charlatán de pacotilla. Lamentable.

6/0, set. La película podía haber cuidado mucho más los detalles históricos y técnicos.
Arantxa Sánchez Vicario aparece como una villana auténtica utilizando artimañas para ganar a Venus. Además, en la película en su versión original, Arantxa habla con acento mexicano cuando de todos es sabido que es española. Tampoco era la número 1 del mundo cuando se juega el partido que aparece en la película. También hay un saque equivocado al cuadro del deuce cuando el resultado era de 0-40 y se tenía que haber sacado al cuadro de la ventaja. Y la forma de lanzar la pelota de los entrenadores Paul Cohen y Rick Macci es realmente ridícula y avergüenza a cualquier entrenador de tenis que se precie.

En resumen, una película que contemplada desde un punto de vista muy superficial, o simplemente con el objetivo de pasar la tarde, puede ser entretenida, pero que analizada con ojo crítico tiene lagunas muy importantes.

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