La Real Federación Española de Fútbol tiene claro que la seleccion española necesita de una inyección de competitividad poderosa para volver a ser un equipo capaz de aspirar a todo. El presidente Rubiales y su equipo de trabajo, están muy disgustado con el rendimiento de la selección en el último Mundial disputado en Qatar, donde la selección de Luis Enrique quedó muy lejos de las expectativas creadas y, además, en los momentos importantes, adoleción de una falta de competitividad galopante.
Por eso, tras el Mundial, Rubiales optó por un amplio cambio en el organigrama deportivo de la selección. Luque sustituyó a Molina en el puesto de director deportivo y Luis de la Fuente fue ascendido al puesto de seleccionador de la Absoluta en detrimiento de Luis Enrique.
Por si eso fuera poco, Rubiales y sus hombres de confianza, en común con De la Fuente, y tras analizar el último campeonato, han llegado a la conclusión de que la única manera de que la Selección recupere gran parte de su capacidad competitiva era sumando al equipo técnico al hombre más competitivo que existe sobre la faz de la Tierra: Rafa Nadal.
Dicho y hecho, los directivos contactaron con el astro manacorí y le ofrecieron un proyecto en el que su principal misión será insuflar competitividad a los jugadores de La Roja. Trabajará a las órdenes de De la Fuente pero tendrá un amplio margen de maniobra para trasladar a los jugadores la necesidad de no solo ser los mejores sino también sentirlo y no rendirse nunca. La labor es ardua. No es sencillo cambiar la mentalidad de una selección venida a menos.
Es, por tanto, la hora de Rafa Nadal. El fútbol español y la ilusión de millones de seguidores de fútbol dependen de que Rafa sea capaz de trasladar su filosofía a un grupo de jugadores a los que las portería se les hace muy pequeña en los momentos cumbre.
