¿Qué le pasa a Garbiñe Muguruza?

Alejandro Pérez Gómez

Periodista deportivo. Madrid. Aquí, reportajes y entrevistas desgranando la actualidad tenística.
Siguiendo la ATP, la WTA… Y la ITF

Hace 11 meses, en la madrugada del 17 al 18 de noviembre de 2021, Garbiñe Muguruza (Caracas, 1993) se convertía en la primera Maestra individual WTA del tenis femenino español tras ganar el torneo que se disputaba por primera vez en Guadalajara (México). “Ahora mismo me siento extremadamente feliz. Ganar un torneo así y en Latinoamérica, en México, es perfecto”. Estas eran las palabras de Garbiñe a las 6 de la mañana españolas, en la rueda de prensa tras proclamarse Maestra.

11 meses después, el panorama de la hispano-venezolana ha cambiado radicalmente. Empezó el año la tenista número tres de la WTA y lo va a acabar, por ahora, fuera del top15. De lo que Garbiñe es capaz ya lo conocemos. Bicampeona de Grand Slam, el último título de Maestra, un Premier Mandatory y otras seis coronas WTA. Y el número uno que alcanzó en 2017. Sin mimbres de campeona y de gran competidora no se consiguen éxitos de este calado. Pero lo que ha pasado este 2022 es muy difícil de explicar.

Sydney, Melbourne, Dubái, Doha, Indian Wells, Madrid, Roma, Rabat, París, Berlín, Eastbourne, Wimbledon, Toronto, Cincinnati, Nueva York, Tokyo y San Diego. 17 torneos. 12 victorias y 17 y 17 derrotas. Estas son las cifras que presenta la temporada de Garbiñe. Y así se van a quedar. La pupila de Conchita Martínez no disputará el último gran torneo en Guadalajara y no está clasificada para el torneo de Maestras.

De los 17 cuadros que Garbiñe ha disputado, solo ha podido salir con balance positivo en dos escenarios: en Doha en febrero ganó a Cirstea y Brengle antes de caer ante Ostapenko en cuartos de final. Y en el Abierto de Estados Unidos, ganó a Tauson y Fruhvirtova antes de ceder ante Kvitova a las puertas de la segunda ronda. Ante la checa tuvo un 5-2 en el tercero, desaprovechó dos puntos de partido, estuvo en otras tres ocasiones a dos puntos de ganar. Fue, quizás, la derrota más ajustada y más competida de todo su año.

En estos 17 torneos, Garbiñe ha alcanzado tres veces los cuartos de final (Sydney, Doha y Tokyo), siendo su mejor resultado durante el año. En las tres ocasiones, disfrutando de un ‘bye’ en primera ronda. La última de la temporada ha sido en San Diego (California, EEUU) donde la caraqueña se retiró cuando cedía 0-5 en el primero por un problema estomacal.

La continuidad nunca ha sido la principal virtud de Garbiñe. La tenista siempre ha llevado por bandera el ataque sin cuartel, ser la gran protagonista del partido tanto por los golpes ganadores como por los errores no forzados. Ella lo gana y ella lo pierde. Cuando le sale bien y consigue convertir los errores en ganadores es imparable (sus éxitos lo corroboran) pero cuando la cifra de errores crece como la espuma en detrimento de los ganadores, la narrativa cambia completamente.

Pese a que nunca ha sido la mejor amiga de la continuidad, la española ha pisado finales desde 2014 a 2021. Ocho años consecutivos. Y solo en 2020 no consiguió levantar un título, coincidiendo con el año de la pandemia cuando el circuito estuvo suspendido y funcionando muy al ralentí con restricciones y requisitos para viajar por el mundo.

La mejor cara de haber vivido un año tan discreto como el 2022 de Garbiñe, teniendo en cuenta el nivel que se le presupone, es que el margen de mejora es muy grande. La próxima temporada no llega a defender ni un millar de puntos. Mejorar el balance 12-17 de esta temporada y los tres cuartos de final disputados este año es relativamente fácil.

El tenis lo tiene y la cabeza también. Demostrado está. Solo falta que la mezcla de ambos sea la adecuada y la intención esté. 2022, en cuanto al tenis femenino para Garbiñe, ha acabado. Esperando a 2023 y lo que tenga que traer.