
Tiago Leivas analiza en este artículo de opinión el papel que juegan los padres en el desarrollo dentro del tenis de sus hijos. Los padres interpretan, a juicio de Levias, un rol imprescindible pero también, en muchas ocasiones, equivocado. Un artículo para leer con atención.
Antes de nada, quiero dar las gracias a todos los padres, que son uno de los motores más importantes del tenis. Sin el esfuerzo y las horas que han pasado ayudando a sus hijos, dentro y fuera de la pista, seguramente no tendríamos tantos jugadores de tenis en este país, padres que se han sacrificado y dedicado muchos fines de semana por el tenis de sus hijos. Tienen mi gran reconocimiento.
Ahora bien, hay una gran diferencia entre ser padre y ser padre de tenista. Como padres, estoy seguro que todos intentan hacer lo mejor para sus hijos, pero, como padres de tenistas, os daré mi humilde reflexión sobre lo que vemos a menudo en los entrenos y partidos de tenis. El objetivo es que el articulo sea positivo y podamos hacer una reflexión sobre lo que ocurre.
Tengo la sensación que, en muchos aspectos, la sociedad ha ido a mejor, pero en la educación de los niños estamos, en cierta manera, fracasando. Creo también que los avances tecnológicos y los padres mas permisivos están haciendo mucho daño al deporte.
Antiguamente, cuando un profesor del cole, entrenador de tenis o algún adulto reñía a un niño, inmediatamente al enterarse el padre le metía una bronca a su hijo. Hoy en día, a menudo, veo que los padres defienden los fallos de sus hijos, tienen una súperprotección hacia sus hijos deportistas. Esta educación de antes iba enseñando a los niños a ser educados y a portarse bien en todos los ámbitos, porque veían que todos seguían la misma línea.
Hoy en día, ya no es así. Cuando un entrenador de tenis llama la atención de un niño, el padre, en muchas ocasiones, se pone del lado del niño, quitando la autoridad que tiene el entrenador o profesor de tenis. Éste es uno de los factores para mí que más daño hace a la educación del niño, que ve que, al final, puede hacer lo que quiera, porque en gran parte sus padres son permisivos.
De ninguna manera estoy aquí para juzgar negativamente a los padres de tenistas. Más que nada, lo que quiero es contar, desde el punto de vista de los profesionales del tenis, la realidad a la que nos enfrentamos a diario, en nuestra tarea de formar niños deportistas.
Vocación forzada
Como segundo tema a abordar en este artículo, veo a padres a los que, seguramente, les gusta mucho más al tenis que a sus propios hijos, lo que ocasiona que muchas veces aprieten demasiado, sin que su hijo realmente ponga todo el esfuerzo de su parte. Son padres apasionados por sus hijos, pero que fallan en la dirección y en la manera que deberían llevar el tenis de sus hijos, y eso ocasiona que muchos de los niños vayan al entrenamiento o a los torneos porque sus padres, en realidad, son los que quieren que juegue. Se observa entonces en los niños falta de ganas para competir y entrenar, con lo que se les genera a los niños un estrés innecesario en los entrenamientos y competiciones. Es muy importante hacer autocrítica en estos temas. La clave para un buen rendimiento está en crear y fomentar solamente la pasión por el tenis, que es el gran motor de la superación y de la evolución, y dejar luego que el niño pida más tenis, más entrenamientos y más competiciones.
Todos los padres deberían hacer una simple pregunta a sus hijos, cuando haya un final de semana libre que no tengan partidos ni entrenos. Les deberían preguntar: ¿Qué queréis hacer este final de semana? El niño que diga: ‘Papá, me gustaría ir à jugar a tenis’, pues sí, es el niño que probablemente tenga más pasión por jugar, ya que, sin que nada le condicione, decide ir à disfrutar de la vida practicando el deporte que le gusta.
La verdad es que muchos padres lo hacen bastante bien, y aplaudo a aquellos padres que, después de la derrota de sus hijos, les animan, les abrazan y les dan ánimos para seguir aprendiendo. El rol de los padres es fundamental para ayudar a los niños en su crecimiento, pero, en mi opinión, tratándose de los aspectos tenísticos, deberían dejar a los profesionales al mando direccionar el tenis de sus hijos.
El buen consejo a seguir
Les cuento una historia de un padre que estaba muy preocupado por el futuro tenístico de su hijo. Ya había probado varios entrenadores, clubes y academias y decidió conversar con el papá de un ex jugador profesional de tenis, que había llegado a lo más alto en el tenis y en la vida, y era feliz con su familia.
´Señor necesito su ayuda para descubrir que es lo que le pasa a mi hijo en los entrenos y partidos”, le dijo. El padre del ex jugador se propuso analizar y ver, durante una semana entera y dos partidos de competición, la relación del niño con su padre y con su entrenador. Después de terminar su análisis, se sentaron a hablar.
-El padre del tenista: ´´¿Porqué mi hijo en los entrenos algunas veces juega de maravilla y, en cambio, a la hora de competir se encoge?”
-El padre del exjugador: ´´¿Porqué cada vez que su hijo falla una bola entrenando o competiendo le mira a usted?
-El padre del tenista: “Bueno es porque le animo y sabe que yo quiero lo mejor para él.´´
-El padre del ex jugador: “La verdad es que, cada vez que su hijo falla, usted le hace caras raras y eso le quita confianza porque juega con miedo. Y como tiene el deseo de hacerlo bien, para que usted esté contento, cada vez se pone más nervioso y tenso.
-El padre del tenista: ¿Porqué mi hijo no hace caso al entrenador?
-El padre del exjugador: “Simplemente, porque cuando está entrenando o competiendo, usted se pone al lado de la pista dándole consejos, lo que crea confusión en el niño. Este continuo cambio de atención hace que el niño no pueda centrarse en lo que dice el entrenador o, simplemente, concentrarse, sin interferencia externas. Además he visto que, después de perder el partido, usted le ha reñido..
-El padre del tenista: “¿Señor que hago para que me hijo sepa pensar en los partidos y tomar decisiones porque parece que a veces no sabe pensar?”
-El padre del exjugador: “Señor padre, deje de llevarle el raquetero, buscarle soluciones a sus problemas y protegerle para que no sufra y no se sacrifique en nada de lo que hace. Además, déjele jugar solo´, para que aprenda poco a poco a encontrar soluciones por sí mismo.”
-El padre del tenista: “Entiendo, y por último qué hago para que mi hijo gane confianza y pueda ser el mejor jugador posible?
-El padre del exjugador: “Basta que no busque excusas en nada ni en nadie, que le deje disfrutar y sea feliz en la pista, que ganar o perder no sea lo más importante, que el ranking no sea el objetivo final, que no le haga jugar una infinidad de torneos durante el fin de semana, que usted disfrute con su hijo los mejores momentos de su vida y que apoyen a los entrenadores para que jamás pierdan la ilusión por entrenar.
Al final, señor padre,hay que ser humilde y valorar todas las cualidades y deficiencias de su hijo. Hay que dejarlo jugar tranquilo.
Es el pan de cada día pero es verdad que la mejor solución en este tema, desde mi punto de vista, es mirar de hacerles ver a los padres de tenistas las consecuencias de la presión que ejercen, queriendo o no, y rol que acaban tomando.
Un saludo.