


Wimbledon ha coronado a Andy Murray y Serena Williams como sus nuevos reyes. El torneo de torneos no da puntada sin hilo: sus campeones, por diferentes razones, forman parte de la leyenda del tenis. El título conquistado por Serena Williams es el vigésimosegundo de su carrera. Leyenda pura. La victoria de la menor de las Williams ante Kerber tiene un sabor muy especial. El triunfo que suponía igualar a Graf se hizo esperar. La norteamericana conquistó su título número 21 precisamente el año pasado al ganar en la misma pista Central de Wimbledon a Garbiñe. En ese momento, Serena parecía imparable. Pero a partir de ese momento, a la Williams, le creció un muro delante: perdió en semifinales del US Open; cayó en la final del Australian Open ante la propia Kerber y en Paris no pudo con Garbiñe Muguruza. En Londres rompió la mala racha a lo grande. Serena es ya la más grande.
Por su parte, Andy Murray supo aprovechar mejor que nadie la derrota de Novak Djokovic ante Sam Querrey, una de las grandes sorpresas de la historia del tenis. El escocés conquistó su segundo entorchado en el All England Club en cuatro años: ganó en 2013 al vencer a Djokovic y ahora se ha impuesto ante Raonic. El tenis británico, que no inglés, respira de manera holgada por primera vez desde 1936, la fecha en la que Fred Perry se impuso por última vez en el torneo al vencer al alemán Von Cramm.