En un año tan extraño como este, sólo faltaba que ocurriese la acción desafortunada de Djokovic en el US open y que le llevó a lo que se llama en el reglamento como #Default (descalificación). El reglamento del tenis para este tipo de acciones es claro, una acción de este calibre sólo puede llevar a la descalificación.
Da igual si la acción es intencionada o no; el juez árbitro habla por el walkie y pide la presencia en pista del Supervisor (el Juez árbitro no puede descalificar a ningún jugador sin la autorización del Supervisor) para explicarle la acción perpetrada y este no le queda más remedio que descalificar al jugador sea el número 1 de mundo o el 345.
A partir de aquí, el mayor perjudicado es el jugador, en este caso, Nole Djokovic que se sentía seguro de ganar su décimooctavo GS poniéndose a uno de alcanzar a Nadal y a dos de Federer, dañar su imagen como número 1 del mundo y más ahora con la nueva Asociación de jugadores creada enfrentándose a Nadal y a Federer y perder el invicto donde este año nadie le había podido derrotar en todos sus partidos disputados.
Sinceramente pienso que esta acción le va a hacer mucho daño al número 1 del mundo más allá de la descalificación. A partir de aquí, tampoco se puede tratar a Djokovic como un asesino, se le fue la olla durante unos segundos pegó un bolazo y tuvo la mala suerte de golpear a la juez de línea, si no hubiera golpeado a nadie le habrían aplicado el código de conducta por abuso de pelota y punto. No son acciones habituales, pero si se dan a veces lo que casi nunca pasa es que les golpees a alguien.
No se puede justificar esta acción, pero se puede comprender en el momento que se produjo al no cerrar el set que lo tenía en su mano y sacar esa rabia que todos los ganadores llevan dentro.
Con todo ello quiero decir, que Djokovic es humano y también se equivoca (como todos) pidió perdón asumió su error y ya ha sido castigado por ello. Ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos.