
Vivimos una etapa de bonanza
Las circunstancias han hecho que la práctica de nuestro deporte haya aumentado. “Estamos en un momento en que en nuestra profesión no hay paro”. Las ofertas de trabajo son constantes y eso a veces hace que se relaje la calidad de la enseñanza por falta de motivación e incluso de formación por falta de actualización.
Considero que hay diferentes grupos de técnicos, desde el punto de vista de la dedicación:
a) Los profesionales, que se dedican a la profesión de forma exclusiva. Es su único trabajo.
b) Los futuros profesionales. Aquellos que buscan ser profesionales. Están en el camino, aprendiendo. Algunos lo hacen de forma consciente y otros que no están seguros, pero que lo acabarán siendo.
c) Los temporales o parciales, que le dedican a la enseñanza un tiempo determinado. Es el caso de estudiantes o de aquellos, que, teniendo otro trabajo, complementan sus ingresos dedicando unas horas a la semana la enseñanza del tenis. Este grupo es tan importante para las escuelas como los anteriores y hay que exigirles profesionalidad.
Independientemente del grupo al que pertenezcan, un buen técnico deportivo debe conocer cuales son sus competencias profesionales, las funciones que debe realizar.
Estas funciones no solo son las docentes (impartir la clase, llevar al día la ficha de trabajo, resolver problemas técnicos y de conducta…), sino también organizativas (Control del material, asistir actividades, llevar equipos…) o de otro tipo. Teniendo en cuenta lo anterior, destacaría los siguientes aspectos:
1) Función docente
El profesor debe enseñar y para ello debe estar preparado para lo más importante que es saber transmitir su conocimiento, lo que sabe. Cuanto más se prepare, más y mejor lo hará, de ahí la importancia de estar actualizado constantemente, de estar a la última.
2) La motivación
Me refiero, tanto a la motivación propia, como a la del alumno. Respecto a la propia, hay factores que motivan a parte del dinero. La formación ayuda, pues un técnico con suficientes conocimientos está más seguro de lo que hace, comprueba los avances de los alumnos como consecuencia de su trabajo y esa es la mejor de las recompensas
emocionales.
Desde el punto de vista del alumno, el técnico debe conseguir con su trabajo que los alumnos acudan con ganas de aprender cosas nuevas, que tengan la inquietud de mejorar con sus consejos y de practicar con mejor calidad cada día.
Una herramienta básica para conseguir la motivación propia y del alumno es establecer objetivos. Tener una buena programación y preparar bien las sesiones de forma creativa implicará que no caigamos en rutinas, que podamos ser conscientes de la evolución de los alumnos. Cuanta más formación tengamos, mejor estableceremos objetivos y más motivación crearemos en el grupo.
Es labor de un director deportivo programar los objetivos de forma adecuada y en función de la planificación de su organización. El monitor debe tener el conocimiento para programar y desarrollar las sesiones acordes a la programación. Estas sesiones deben adecuarse a las habilidades de los alumnos, a los medios disponibles y a los diferentes aspectos para tener en cuenta.
3) Transmitir valores
Por último y no por ello menos importante, los profesores deportivos transmitimos valores a nuestros alumnos, aunque no queramos y simplemente con nuestro comportamiento lo hacemos. Es por eso importante que se tengan claros los que queremos transmitir empezando por el juego limpio, compañerismo, trabajo, disciplina y añadiendo todos aquellos que consideramos oportunos.
Si en todos los niveles de la enseñanza de nuestro deporte (dirección deportiva, coordinadores, monitores, etc.) realizamos nuestra labor siguiendo los puntos comentados anteriormente, conseguiremos mejorar los resultados pues tendremos más alumnos, mejor preparados, más motivados y con mejores valores, con lo afianzaremos nuestras escuelas y nuestro trabajo.
¡¡¡Aprovechemos el momento!!!