
Peter Cano es presidente de la Federación Cántabra de Tenis
El deporte viene sobreviviendo desde hace tiempo a una fiscalidad que, analizada con objetiva neutralidad, nos deja conclusiones muy alejadas de su comprensión y totalmente enfrentadas con la racionalidad de su aplicación. Obviamente me estoy refiriendo al 21% del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), del qué en los últimos meses diversas voces y plumas se han manifestado para solicitar una adecuación en justicia y razón. El último en realizarlo ha sido el Sr. Mediero, el cual, iba aún más allá y nos exponía alguno de los posibles daños colaterales de este impuesto.
En mi caso, quiero adentrarme en lo documental, en aportar argumentos legales, científicos y éticos para que su erradicación sea un hecho de justicia y no un “regalo” fiscal de tintes prevaricadores. Para ello parto de textos de absoluta legalidad y representación, estos son, La Constitución Española y la Convención de los Derechos del Menor:
1. El artículo 43.3 de La Constitución Española, cita qué: “Los poderes públicos fomentaran la educación sanitaria, la educación física y el deporte. Asimismo, facilitaran la adecuada utilización del ocio”
2. La Convención de los Derechos del Menor en su artículo 3, párrafo 1, refleja qué: En todas las medidas concernientes a la infancia que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá, será el interés superior del menor”
3. La Convención de los Derechos del Niño en su artículo 31 incide en: “Reconocer el derecho de la niñez al descanso, al esparcimiento, al juego, las actividades recreativas y a la plena y libre participación en la vida cultural y de las artes”
A lo anterior, es de obligada enumeración las siguientes certidumbres que nos indican que el Deporte es:
1. Fuente de salud, educación, principios y valores.
2. Elemento formador, integrador, igualitario y conciliador indispensable en toda sociedad moderna que se precie.
3. Practicado por todo tipo de personas, edad, sexo y condición social.
4. En su práctica y aprendizaje un elemento indispensable en el día a día de cualquier sociedad avanzada.
5. Donde un número ingente de menores se educan, forman y ejercitan. convirtiéndose en el diferenciador entre las sociedades de futuro y las enfermas. 6. Creador de un número importante de puestos de trabajo.
Sin embargo, mantener el 21% de IVA en el Deporte provoca, entre otros muchos, qué:
1. Se opte por la economía sumergida.
2. Los pedagogos deportivos para poder subsistir tengan que optar entre masificar las clases o incrementar las tarifas. Significando un deterioro de la calidad pedagógica en el primer caso y una limitación, cuando no, un impedimento en el segundo.
3. Idéntica situación a la descrita previamente, pero referido a las instalaciones.
4. Pérdida de puestos de trabajo.
5. “Exceso” de funciones para los trabajadores que mantengan su trabajo.
6. Descenso de nuevas iniciativas deportivas y cierre de muchas otras.
7. Reducir sustancialmente el número de niños y adultos, mujeres y hombres, que pueden acceder a los necesarios beneficios de la práctica deportiva.
8. Un incremento en los índices de obesidad, así como, de todas aquellas patologías físicas y/o mentales que conlleva la restricción o eliminación de la práctica deportiva.
El Deporte es integrador, formador en principios y valores, educador, democratizador, proveedor de salud física y mental, sí como, desarrollador de los ámbitos sociales y económicos. Por no citar, a aquellos que consiguen profesionalizarse y divulgar la imagen de España, con lo que ello conlleva de incalculables beneficios para el País.
En mi humilde interpretación, el Deporte no debe de tener la misma carga impositiva que el lujo. La adquisición de una joya o un yate es una decisión respetable del comprador, pero ni la una ni el otro son existencialmente necesarios para el desarrollo y disfrute de una vida plena. Pero aun es más significativo el observar que el Deporte tiene también el mismo tramo de IVA, el 21%, que sustancias tan sumamente nocivas para la sociedad y la salud como son el tabaco y el alcohol.
Previsiblemente se aproximan tiempos duros para todos y quizá debemos pensar al menos en “El bien superior del menor”. Y si lo hacemos llegaremos a la conclusión de que el bienestar de la infancia nunca es, ni nocivo y mucho menos un lujo.