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De mitos, dioses y Rafa Nadal by Pablo Carabias

Pablo Carabias es director de Marketing de la Federación de Tenis de Madrid y de Comunicación y Marketing del Circuito IBP Uniuso Tennis Series. En este artículo apela a los sentimientos y emociones que genera una figura irrepetible como es Rafa Nadal

Tres de la mañana. Me encuentro solo en el salón de mi casa, gritando como un poseso y absolutamente abducido por la gesta que estaba presenciando. Si hubiera que definir como me sentía, podría decir que estaba viviendo una experiencia cuasi religiosa, una revelación…

La gesta de Rafa Nadal trascendía lo terrenal y entraba de lleno en el terreno de lo sobrenatural. Con el corazón a doscientas pulsaciones, tenía la sensación de estar asistiendo a algo sobrehumano, a estar cerca de la divinidad, del tenis de los Dioses… (A eso ayuda sin duda la noche y el sueño, momentos en que nuestra mente consciente digamos que patina y
nuestro inconsciente toma el mando…)

En ese momento lo entendí. Entendí como surgen los mitos, los dioses. Entendí como nuestro cerebro básicamente emocional busca respuestas sobrenaturales a aquello que no puede entender, aquello que le emociona y supera, elevando a los protagonistas de dichas gestas sobrehumanas, a la categoría de héroes mitológicos, deificándolos.

Porque lo que hizo Rafa Nadal sobre la pista del US OPEN, trasladado varios miles de años atrás, nos remonta a la Guerra de Troya, a un tiempo donde el mito y la historia se confunden con héroes como Aquiles, como Ulises, como Héctor, héroes cuyas gestas, recogidas por el divino Homero fueron incorporadas a nuestro inconsciente colectivo jungiano.

Sin duda, Rafa Nadal encaja perfectamente en el arquetipo del héroe, del guerrero triunfante, doblegando a gigantes como Medvedev, a pérfidos demonios (…todos pensáis en Nole, no lo neguéis). Encima su dama le espera, expectante cual Penélope, a que supere todas las pruebas…

Está claro, en otras épocas, en otras etapas de la historia de la humanidad un tipo como Rafa Nadal hubiese sido deificado, santificado, adorado. Hubiese sido considerado un semidiós inmortal. Se le hubiesen dedicado santuarios, ordenado sacerdotes, generándose un culto nadaliano en el cual los trozos de la raqueta con la que derrotó a Roger Federer sobre la hierba sagrada de Wimbledon serían buscados como reliquias de la Vera Cruz, la toalla que usó para secarse luciría milagrosamente su imagen, la colocación de las botellas seria objeto de preceptos religiosos y se le atribuirían todo tipo de milagros.

Pero actualmente ya no somos así. Somos hijos de la Ilustración, del pensamiento científico, de la razón. Y, aunque las emociones que nos hacen vivir un genio como Rafa Nadal, despiertan en nosotros sentimientos que nos llevan a las fronteras del mito, no las traspasamos…del todo.

Porque reminiscencias de ese pensamiento atávico, mágico, primitivo, aún se expresan cuando nos compramos la Babolat de Rafa, cuando alguien se pone su cinta y salta a la pista “disfrazado” con la última camiseta Nike de su ídolo, en una acción mimética inconsciente pero básicamente análoga a la de un cromagnon que se vestía con una piel de un animal totémico como el oso, para obtener su fuerza y sus poderes.

Está claro. Somo humanos y aun en esta época de ciencia y técnica, nuestro cerebro, mucho más emocional y menos racional de lo que pensamos, busca, necesita y se deleita con los mitos.

Y Rafa Nadal está hecho del mismo material con el que se fabrican.

PD: Y aunque por supuesto un tipo racional y cartesiano como yo no cree en fenómenos metafísicos, estoy pensando en peregrinar a la Academia de Rafa Nadal y pedirle al mismísimo Rafa Nadal en persona que toque mi brazo con su raqueta…Es lo único que puede conseguir que yo meta el revés paralelo de una vez. E incluso para Rafa sería un verdadero MILAGRO.

Como diría un gallego “eu non creo nas meigas, más habelas, hainas”. Y por probar no se pierde nada.

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