
Peter Cano es presidente de la Federación Cántabra de Tenis
En el mundo en general y en el del tenis en particular, es habitual oír en unos casos y escuchar en otros, como se nutre, como se alienta y alimenta a los jóvenes tenistas a través de mensajes tales como: “lucha por tus sueños”, “el buen trabajo te llevará al éxito”, “si te caes 3 veces levántate 4”, “has de proponértelo y trabajar por ello”, “has de pagar con el precio del sacrificio”, “no te rindas”, “ten paciencia, todo llega”, “no te desanimes, este deporte no es a corto plazo”. Todos los citados y una interminable lista de frases similares, las cuales, siempre van acompañadas por la imagen de un profesional exitoso como ratificador y ejemplar espejo en el que mirarse. Todo ello, conduce al joven deportista a desarrollar de manera hiperbólica la creencia ciega de que sus Esperanzas, se cumplirán.
Qué duda cabe que conceptualmente son excelentes líneas de pensamiento, sentimiento y actuación, que permitirán al futuro adulto, tanto en el deporte como en la vida cotidiana, a no desistir ante las primeras adversidades, y a trabajar duro por sus racionales metas.
Como todo adulto responsable sabe, las esperanzas, incluso yendo acompañadas de las mayores cualidades, del mejor y más encomiable trabajo, esfuerzo, sacrificio, dedicación, pasión, etc., matemáticamente no te garantizan la consecución del fin deseado.
Por ello, debemos cuidar en extremo los mensajes de esperanza que lanzamos a los niños (genérico masculino) ya qué, sí los mensajes enviados tienen una base coherente y de razonable y empírica viabilidad, la ESPERANZA continuará siendo el gran artífice de los logros humanos, sociales, laborales, económicos, científicos y políticos que la Humanidad ha desarrollado, así como, en la gran instigadora de la lucha por un Mundo y una Humanidad mejor.
Por el contrario, si trasladamos y alimentamos injustificadas esperanzas, condenaremos al receptor a abrazar una vida de espectrales fantasías que le convertirán en un eterno y, frustrado buscador de utopías.
Los clásicos, fueron los grandes buscadores de la verdad a través del conocimiento y ellos nos dejaron lúcidas y hermosas reflexiones. De hecho, Hesíodo en el siglo VII a. C., en su obra “la Teogonía”, líneas 560-612, nos narra como Pandora, “la que posee todos los dones” al casarse con Epimeteo recibió de Zeus el regalo de una vasija, (Fue Erasmo de Rotterdam, en el siglo XVI, quien inmortalizó el error al confundir el primigenio y correcto “pithos = vasija” con el erróneo “pyxis = caja”, la cual, debía custodiar y no abrir bajo ningún concepto. Así lo hizo durante un tiempo, pero al final, cedió a la curiosidad y, a pesar de abrirlo tan solo un instante, fue lo suficiente, para que todos los males que habitaban en su interior escapasen y colmasen de sufrimientos a la tierra y a los hombres.
Cuando asustada, lo cerró, vio consternada que en el interior tan solo quedaba una pequeña pero brillante llama. La ESPERANZA.
Y ahí es donde surgen las dudas, y con ellas las preguntas. Sí la esperanza, es algo bueno para los hombres ¿Qué hacia dentro de la vasija junto a todos los males?, y sí, por el contrario, la Esperanza es un mal ¿Cómo es posible que haya sido el incuestionable motor de evolución del Ser Humano individual y, de la Humanidad en su conjunto? Convencido estoy, de que la razonada ESPERANZA, se sustenta en actuar y no en la pasividad de esperar el salvador “milagro o hecho fortuito”. Por ello, la ESPERANZA activa, es consustancial con la transformación y mejora del Ser humano y del Mundo.
En los momentos de penumbra, cuando todo parece perdido y terminado, aparece esa pequeña, pero brillante luz que al igual que en el mito de Pandora, siempre está ahí para recordarte que aún queda algo, que todo no se ha perdido. Que podemos seguir adelante.
Apreciado y lúcido lector, como correctamente puede deducir, es usted y su forma de concebir y utilizar la ESPERANZA, el que la dará un sentido u otro.
Todos hemos sido premiados con un “Pithos” (vasija) llena de dones, los cuales y en función de nuestro desarrollo, y de las decisiones adoptadas y su materialización, se convertirán, o bien y como nos alertaba Nietzsche, en el “PEOR DE TODOS LOS MALES”. Perpetuando hasta el fin de tus días la agonía de una estéril, cruel, frustrante y traumática espera. Convirtiendo al esperanzado, en un Alma con un cadáver a cuestas, el cual, desarrollará su vida dentro de un abismo de oscuridad, angustia, frustración, decepción y con el vacío existencial que caracteriza a todas las vidas vacías de vida.
O, por el contrario, y como escribió Esquilo en su “Prometeo encadenado”. harás que la ESPERANZA sea un BIEN. Una luz indicadora de la dirección a seguir y, un compañero inseparable e incentivador que, siempre tendrás a tu disposición para utilizar como punto de apoyo sobre el que mover el mundo. Y aunque las expectativas no se cumplan, lo realmente importante, es la persona en la que te habrás convertido por el camino recorrido ¿a qué esperas?, Abre tu vasija “Pithos”. Permite que salgan todos tus dones. Identifícalos y, comienza a trabajar a la luz de la ESPERANZA razonable, para así desarrollarlos al
máximo y convertirte en quien estas llamado a ser.
Recuerda, a este mundo, le falta lo que tú has venido a darle. DÁNOSLO